Los desarrolladores de software y los profesionales de la seguridad suelen parecer dos perros que se ladran desde lados opuestos de la valla. Según un estudio realizado en 2020 por el Instituto Ponemon, los desarrolladores ven tradicionalmente la seguridad como un cuello de botella para la innovación y la velocidad, mientras que los responsables de seguridad creen que los desarrolladores priorizan el tiempo de entrega sobre la calidad. Ha llegado el momento de reducir la brecha.